Mi madre me decía cuando era pequeña que la vida no era todo deshojar margaritas, que había que decidirse en un momento u otro. Cuando terminé los estudios superiores no sabía si estudiar Derecho o Filología Hispánica, al final, después de deshojar la margarita, me decidí por el Derecho. Y creo que hice bien.
Algunos en la calle nos critican porque dicen que no tenemos sentimientos, que por dinero somos capaces de defender a un culpable y dejar que metan a un inocente en la cárcel. A esos, me gustaría pedirles que viniesen conmigo hoy, en un día normal, o casi normal.
08.00 Llego muy temprano al despacho, por suerte han suspendido las clases por el mal tiempo, y he podido llegar antes de lo normal. Cojo el expediente de la familia Velázquez, lo meto en la cartera junto con el móvil y la notificación de expulsión y salgo corriendo, el exhorto de suspensión cautelar, me peleo con el funcionario, me dicen que no se puede parar, le digo que revise la documentación que le han enviado del Juzgado esta noche pasada, me replica que ya se han llevado al Sr Velázquez, y que debe estar en el Centro de Internamiento de Inmigrantes, listo para salir en el vuelo de las 11 para Caracas vía Madrid. Salgo corriendo, el bolso en una mano, las llaves del coche en la otra, rumbo al CEI.
09.30 Llego, hablo, razono, convenzo, presento documentos y órdenes judiciales, se respeta la Ley, se para el proceso.
10.30 Llamo a la Sra. Velázquez que llorando me da las gracias por “haber salvado el caso de su marido”, que vino sin papeles, y ahora estamos tratando en realidad de solucionar. Ellos no entienden de legalismos ni tecnicismos, ellos entienden de sentimientos, de amores filiales y de desgarros. Ellos no pueden deshojar margaritas.
12.45 Vuelvo al despacho y retomo el caso de la adopción de Alba, sus papás adoptivos están como locos con la idea de que la tendrán en casa por Navidad, y yo me alegro con ellos, ello sí que pueden deshojar margaritas y pensar en qué será la pequeña Alba cuando crezca: arquitecta, ingeniera… tal vez abogada.
13.00 Me llaman del Decanato del Juzgado, recordándome que a las dos y media es la vista oral por lo de la reclamación de los chicos de la constructora que los contrató como “sin papeles” y se cayeron de un andamio precario, ahora hay uno con graves lesiones y el otro estuvo hasta hace poco en rehabilitación. Además del susto de la posible extradición. Ya no me da tiempo a comer nada, al Juzgado.
15.00 Visto para sentencia. Creo que todo ha ido bien, los de la constructora ni se presentaron, vaya desfachatez, Rodrigo y Carlos, los chicos del andamio, me han abrazado a la salida, les he explicado que pueden pasar muchas cosas, pero ellos no entienden de tecnicismos, entienden de sentimientos y de comprensión.
21.00 Llego a casa, ha sido un día largo. Hoy no he cobrado de mis clientes, no ha habido dinero de por medio, ya habrá tiempo de hablar de eso cuando terminemos de ver las margaritas deshojándose. No hay dinero, pero el amor mueve montañas.
Albania Oyarzun.